Sinopsis y Reflexiones Parashá Vayigash #11
Parashá Vayigash #11 (12/26/2020)
1: Bereshit 44:18-30
2: Bereshit 44:31-45:7
3: Bereshit 45:8-18
4: Bereshit 45:19-27
5: Bereshit 45:28-46:27
6: Bereshit 46:28-47:10
7: Bereshit 47:11-27
Maftir: Bereshit 47:25-27
Haftará: Yejezquel (Ezequiel) 37:15 - 37:28
CR: Meir (Marcos) 14:32-15:5
La parashá Vayigash (Y se acercó) nos deja ver la transformación de Yehudá, un hombre de carácter ambiguo e iracundo, quien junto a sus hermanos confabuló en la venta y posible asesinato de su propio hermano Yosef. En este pasuk vemos un hombre totalmente restaurado, con una elocuencia dirigida por el cielo para defender a su hermano menor Benjamín, y convencer al virrey de Egipto (su propio hermano Yosef, a quien no reconocía por las vestiduras egipcias que vestía). En esta ocasión Yehudá está dispuesto a dar su vida por su hermano menor Benjamín y pensó: - Quizás mi abnegación nos redimirá por haber engañado a mi padre cuando vendimos a Yosef.
Yehudá empleó tres poderosas estrategias:
1. Hablar por las buenas, y de esa manera ablandar el corazón del virrey y convencerlo para que soltara a su hermano Benjamín.
2. Otra estrategia que contempló Yehudá fue la opción de destruir todo Egipto como lo hicieron anteriormente él y sus hermanos en Shejem.
3. Y la estrategia más efectiva de todas; orar a Di-s para que todo terminara en buenos términos.
Yosef reconoce e identifica a sus hermanos, por eso le pide a los egipcios y a su guardia de honor que se retiren del recinto. El virrey Yosef comenzó a narrar su vida frente a sus hermanos, los mismos que veintidós años atrás quisieron matarlo. Recordemos que Yosef los reconoció a ellos, mas no ellos a él; el cambio de imagen y el vestuario egipcio de Yosef impidieron que sus hermanos lo identificaran. De esta manera la nobleza de Yosef evitaba y cuidaba que el honor de sus hermanos no fuera mancillado frente a su sequito.
A pesar de todo el sufrimiento de Yosef por culpa de sus propios hermanos, este no les guardaba rencor y en ningún momento pensó en vengarse de ellos. Debemos entender que Yosef era un profeta; y como tal, sabía que todo lo que aconteció veintidós años antes, era necesario que ocurriera, ya que fue esto lo que permitió que la nación de Egipto no sucumbiera frente a esta devastadora hambruna y pudiera abastecer a las naciones vecinas. Yosef se lo hace comprender a sus hermanos cuando les dijo: - No se aflijan ni les pese haberme vendido acá. Ustedes no hicieron nada, sino que Di-s hizo todo esto para el bien de todos. Este era un perfecto Plan Divino de los cielos.
El perdón moraba en el corazón de este gran hombre que jamás guardó resentimiento a sus hermanos. Yosef, como profeta, sabía que ellos iban a discutir por el camino en el viaje para buscar a su padre Yaacob, entonces la genuina reconciliación que habían logrado se trastornaría. Este versículo describe el cuidado de Yosef por sus hermanos.
“De esta suerte despachó a sus hermanos, y ellos se fueron y les dijo: No riñáis por el camino.” Bereshit (Génesis) 46:24
Uno de los grandes conflictos que tenían los hermanos de Yosef era cómo decirle a su padre que Yosef estaba vivo y que era virrey de la nación más importante y poderosa de ese tiempo. Temían que su corazón no resistiera la gran noticia y falleciera de emoción. Dicen nuestros sabios que cuando se acercaban a la tienda de Yaacob vieron a Seraj, hija de Asher quien salía a saludarlos. Esta joven era temerosa de Di-s y tocaba el arpa como un ángel. Le dijeron: Preséntate ante Yaacob con tu arpa y canta una melodía afirmando que Yosef está vivo aún. Y Seraj cantó: ¡Mi tío Yosef está vivo aún, es el gobernante de Egipto! Yaacob se deleitó con este cántico que le inspiró el mismo cielo a Seraj con letra y música que danzaba y jugueteaba con las cuerdas del arpa. Y la bendijo Yaacob: ¡Bendita seas Seraj! Le dijo: ¡Has revivido mi espíritu! ¡Que vivas para siempre! La bendición de Yaacob se cumplió; Seraj, aún viva en tiempos del Rey David, fue llevada en vida al Gan Edén. El Midrash recoge este evento: La recompensa de Seraj fue mida-kenegued-mida (medida por medida). Ella no sólo revivió con su cántico el espíritu de Yaacob, sino que provocó que la Ruaj Hakodesh regresará a él. Por ello a Seraj se le otorgó la vida eterna... De esta manera tan extraordinaria, cuando llegaron sus hijos ya el trabajo estaba hecho... ¡Renació este poderoso profeta! ¡Fue el despertar de Yaacob!
Otro episodio que marca esta exquisita parashá es que nos enseña un mundo dentro de otro mundo. Es el encuentro de Yaacob con su hijo Yosef, dos generaciones, dos universos que se conjugan en un abrazo que cuenta historias de arena e historias de cielos. Veintidós años de separación que parecen reescribir las veintidós letras del Alef-Bet con que está vestida nuestra Santa Tora. Es como el encuentro donde se besan el cielo y la tierra. Cuando Yosef llora en el hombro de su padre, se hace presente la tierra como la dama de arena; mientras esto acontecía Yaacob, envuelto en este abrazo recitaba el Shemá: ¡Shemá Israel, Adonay Elohenu, Adonay Ejad! (¡Escucha Israel, El Señor nuestro Di-s, uno solo es!), dándole mas importancia a Hashem que al reencuentro con su hijo. Entonces los cielos se conmovieron y se volvieron uno, como el novio que desciende para desposarse con la dama de la tierra... simplemente este entrelazamiento sellaba el maravilloso Plan Divino del Eterno, que se coronaba con este histórico encuentro.
Esta parashá devela un exquisito misterio, y es cómo el Eterno se involucra íntimamente en los asuntos de enlaces matrimoniales. Hashem no sólo sacó a la mujer de la costilla de cada hombre, sino que alojó en una de las concavidades del corazón de ambos, una chispa inextinguible del fuego divino que desciende del cielo, y al que llaman “la llama del amor inmortal”. Esto es lo que hace que dos seres mortales extraños, se reconozcan en medio de un mundo de paradojas írritas como escapadas de la caja de Pandora y fuera del control del raciocinio de los tiempos; más allá de las fronteras lúdicas de la razón... Las maravillas escondidas que acontecen en esta porción de la Torá, son tan solo un pequeño mover de Hashem, que provoca que la perfección venga para quedarse impregnada en la existencia humana de los enamorados. Ejemplo de ello, es la historia de Yaacob y Rajel quienes legaron su genética, su ADN en la vida de Yosef. Cuando escudriñamos un poco la vida de sus padres podemos entender el fruto en Yosef y la transformación interestelar de todos sus hijos; hoy las tribus de Israel. Vemos como el Eterno puede cambiar, de un día o de un segundo para otro, la circunstancia oscura en una llena de luz, alegría y paz. Un episodio que describe la grandeza que Hashem puso en Yaacob es cuando pelea toda la noche con el ángel, el enviado de Di-s y este le dice: “No será tu nombre llamado Yaacob, sino Israel; porque has luchado con el ángel de Di-s, y con hombres y has prevalecido.” Bereshit (Génesis) 32:29 Este hombre es el padre de Yosef que peleó con el cielo y la tierra y venció.
Finalmente sondearemos someramente quien fue la madre de Yosef. Rajel marcó un antes y un después en todo el pueblo Israel y el mundo, cuando hizo bondad y benevolencia con su hermana Lea, el día que se suponía sería el más feliz de su vida, mas fue todo lo contrario. Por otro lado, cuando el pueblo de Israel cometió pecado de idolatría, Rajel se plantó firme en la tierra y en el cielo, y defendió con todo su ser al pueblo Israel frente al trono de la Gracia de Hashem, para que perdonara a su gente y así prevaleció. Registran nuestros sabios este inusual y extraordinario acontecimiento: Cuando los Patriarcas y las Matriarcas fueron a mediar con Di-s, quien estaba enojado por la imagen idólatra que el Rey Menashé había colocado en el Beit Hamikdash, Di-s no se reconcilió. Entonces entró Rajel y dijo: “Amo del Universo! ¿Cuál misericordia es mayor, la tuya, o la del hombre de carne y hueso? Sin duda, Tu merced es mayor. Sin embargo, yo lleve una rival (Lea) a mi casa, aunque todo el trabajo que Yaacob hizo para mi padre, fue solamente por mí! Y cuando llegué a la Jupa (palio nupcial); mi hermana fue llevada en mi lugar! No sólo guarde silencio, sino que incluso entregue a ella mi santo y seña -las señales secretas que Yaacob y yo convinimos para reconocernos mutuamente- para que no pasara vergüenza. También Tú, aunque Tus hijos hayan introducido un rival en Tu casa, debes guardar silencio hacia ellos (o sea, no los castigues). Di-s le respondió: Has defendido bien a Mis hijos. Obtendrás recompensa por todos tus esfuerzos y por tu rectitud en haberle entregado tus señales a tu hermana.” Este es un ejemplo de vida que el pueblo escogido de Di-s, hasta hoy, lo aplica en su diario vivir.
Una de las banderas que empuña el pueblo Israel es que no se debe avergonzar a nadie, ya que esto es muy mal visto por el cielo. Evitar avergonzar al prójimo frente a los demás es uno de los actos más elevados que hacen que el cielo sentencie recompensa para tí y tu descendencia...
Por: Yehoshúa Villarreal I.
Con la autoridad del Rab Dan ben Avraham.
Es Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad del Zulia. Artista sinestésico que conjuga la música, la pintura y la literatura, cuyas obras están en museos como el MEAM-España, Museo Boca Raton-USA y el MACZUL-Venezuela. Graduado de la Escuela de Arte Julio Arraga y estudió en el Conservatorio de Música José Luis Paz en Maracaibo-Venezuela. Jazán de la comunidad B’nei Tzion de Miami.
Yehoshúa Villarreal I.
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